miércoles, 22 de enero de 2014

No te dejes lo importante

Cuento inventado trece


En una tierra lejana se explica, todavía hoy, la leyenda de una pobre mujer que andaba famélica con un bebé entre sus brazos. Sobrevivía cómo podía con los pocos alimentos que le daban los viajantes en los caminos y con el agua de los arroyos y riachuelos.

Una noche de cruda tormenta, decidió resguardarse en una cueva que había localizado días antes. Allí encendió un fuego, se sentó y esperó a que el temporal amainara. Mientras tanto, amamantó al pobre bebé y le dio calor.

Al rato, una voz misteriosa y rotunda se pudo escuchar desde lo más profundo de la caverna. Le dijo: "ven, entra aquí y sáciate de todo lo que quieras".

La mujer, asustada y sorprendida, preguntó al aire: "¿quién eres?".

La voz respondió: "soy el espíritu que mora en la cueva. Esta cueva ha servido de refuigio a miles de hombres y mujeres desde el principio de los tiempos. También a ladrones y personas de oscuras intenciones. Muchos han dejado sus fortunas y tesoros aquí".

Continuó la voz: "entra, toma todo cuanto quieras. Pero no te olvides de lo más importante".

La mujer, más por curiosidad que por otra cosa, decidió adentrarse en la cueva. Tomó una antorcha en una mano, y a su bebé en la otra.

La voz volvió a retumbar: "no te olvides de lo más importante".

Al rato de andar encontró, efectivamente, una cámara con muchos tesoros: oro, perlas, diamantes, cosas todas ellas de gran valor. La mujer dejó al niño y tomó todo cuanto pudo. Tuvo que emplear las faldas de su vestido para poder acarrear.

La voz le dijo: "tienes solo dos minutos para recoger lo que quieras. A partir de ese momento, las puertas de la cueva se cerrarán para siempre jamás. Y no te olvides de tomar lo más importante".

La mujer, asustada por las prisas, salió como pudo, con una mano cerrando la improvisada bolsa que había fabricado con su faldón y con la antorcha en la otra mano. Las puertas se cerraron, finalmente, tras ella.

La mujer salió rica de allí. Pero se había olvidado de recoger lo más importante: su bebé.

Las riquezas se esfumaron al poco tiempo. La desolación de la mujer duró toda la vida.

Moraleja: Las cosas materiales se esfuman. La pena por no haber dedicado tiempo a lo importante dura para siempre.

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