sábado, 4 de enero de 2014

Buscando el dinero que falta

Cuento inventado ocho


Hoy, en realidad, no voy a explicar un cuento. Más bien contaré un problema. Uno gordo. Aunque lo voy a convertir en cuento. Algunos seguro que lo conocen. Otros no. Os cuento.

Éranse una vez tres amigos que salieron a cenar una noche. Fueron a su restaurante preferido.

Terminada la cena, los amigos piden la cuenta y el camarero les dice que el ágape costó 30 euros en total. Treinta euros, treinta dólares, treinta pesos... dilo en la moneda que te parezca.

Los amigos deciden pagar a partes iguales, es decir, aportan 10 euros cada uno. Así, cada cual deja su billete de diez encima de la mesa.

El camarero recoge el dinero y se va con él a la caja del establecimiento.

Allí le entrega el dinero al propietario del restaurante, el cual le dice al camarero que los tres amigos son clientes muy antiguos y que bien vale la pena hacerles una rebaja de cinco euros.

Así que, en vez de cobrarles 30 euros, esa noche solo les va a cobrar 25 por toda la cena.

El camarero toma entonces cinco monedas de euro de la caja registradora y se dispone a devolvérselos a los tres comensales.

A medio camino, sin embargo, el camarero piensa lo siguiente: "Si en vez de cinco euros les devuelvo tan solo tres, seguro que los clientes estarán satisfechos por la rebaja, pues esperaban pagar treinta y finalmente les costará veintisiete. Por otra parte, yo me quedo los dos euros restantes, de propina, y todos contentos.

Así pues, el camarero termina por devolver un euro a cada comensal, diciéndoles que se trata de una cortesía de la casa, y ocultándoles que él mismo se quedó con una propina.

Clientes contentos, propietario contento, camarero contento.

Fin del cuento.

Si entendiste el problema planteado hasta este momento, deberías ser capaz de ver que cada cliente, que había pagado diez euros al principio, ahora sólo paga nueve, pues el camarero devolvió uno a cada comensal.

Si multiplicamos nueve euros por tres clientes, el resultado es de 27 euros. Si además sumas los dos que se quedó el camarero, sumamos 29.

¿De acuerdo?

Y ahora: ¿dónde está el euro que falta para llegar a los treinta?

Puedes estar horas y horas buscándolo. Seguro que lo encuentras pensando un rato, aunque tal vez algún profesor de Matemáticas pueda ayudarte.

La cuestión de verdad, la que realmente me preocupa es: ¿Si todas las personas necesitamos de paz y de buena convivencia, por qué el mundo no es justo con todos? 

Es decir:

Si todos tenemos el mismo derecho a vivir y a ser felices, a ser libres de la esclavitud ¿por qué hay cadenas que todavía atan a la gente?¿Por qué hay gente infeliz?

¿Por qué, en definitiva, la necesidad de felicidad de la gente es mayor que la felicidad que el mundo puede proporcionar?

Tal vez es porque demasiadas veces nos fijamos en el "euro" que falta, y no en la gente misma.

Tal vez porque en el mundo hayan muchos ladrones que, de camino, se encargan de hacer desaparecer el dinero que haría felices a las personas que realmente lo necesitan.

Tal vez porque el mundo está mal repartido.

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