Cuento inventado veinticuatro
El joven tenía muchas inquietudes. Había ahorrado, había pedido un año
sabático de su trabajo y con su tiempo y su dinero había emprendido un largo
viaje buscando a un sabio muy sabio para preguntarle cosas muy importantes.
Tras muchas semanas de vuelos, travesías y peligros, al fin el joven encontró
al sabio en una cueva, en medio de un desierto en el otro confín del mundo.
El sabio vivía austeramente, como un ermitaño.
--“¿De verdad usted vive aquí?”, le preguntó el joven
-- “De verdad que sí”, respondió el sabio.
-- “¿Y dónde están sus muebles, y su cocina, y su biblioteca?”, preguntó el
joven.
--“¿Y dónde están los suyos?”, respondió el sabio.
--“¡No los llevo encima! Yo solamente estoy de paso”, respondió el joven
--“Entonces, igual que yo”, dijo el sabio.
Y así comenzó una larga amistad.
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